domingo, 22 de mayo de 2011

Diario de un horrendo amor


... sigo recordando, cuánto sigo añorando ese final; en fin, leí su diario -o eso aparentaba ser, más bien era como una ventana a sus recuerdos y sentimientos-, que tristeza por ella, sí que tenía un futuro.

Cuando él llegó a su vida, parecía que todos lo muros de su cárcel se habían derrumbado por obra de ese aparente 'amor', parecía también que sus sueños se verían finalmente realizados y puso su alma en un espejo para poder contemplarla eternamente... o al menos, eso pensaba ella.

Él le juró su amor y ella le dio la mano, además él le pronuncia una eterna promesa... hahaha... y en el Libro del Dolor había escrito su nombre y de ahí, la agonía empezó a destrozar lenta, triste y dolorosamente su alma. En toda mi existencia, aprendí que cuando el amor se vuelve feo, o una cosa horrenda, todas esas promesas juradas se disuelven de la memoria; es cómo si después de la llovizna comenzara la tormenta, o más bien, un tornado de dolor, aplastando toda esperanza del mañana.
Yo se lo dije, pero... ¿me hizo caso? No. Ella más bien decidió andar de aquí para allá tratando de encontrar alguien o algo de compañía, pero nunca se decidía... hahaha... ahora con él, ella se escondía debajo de los arboles llorando, sus ligeras lágrimas se congelan en sus mejillas; pero ella prefiere congelarse y morir a seguir mi consejo y llegar ahí... o a eso.
Lástima...

Tomó mucho tiempo para que se dieran cuenta de que ella ya no estaba, de su desaparición; en todos lados se fue, y en ningún lado apareció o fue encontrada - yo se lo dije cierto día... pero, ya saben -; y es entonces que una carroza fúnebre pasó por mi pueblo, entonces ya todos sabían la noticia, inclusive yo que fui el primero en verla. ¿Y él? - se preguntarán- Nunca más fue visto, pero yo lo sabía muy bien; el viento me lo decía y las Diosas me lo cantaban; pues para explicarles más sutilmente lo acontecido, el Libro del Dolor seguía teniendo nuevos nombres... hahaha.

Pero...una nueva mañana se levanta, ocultando los gritos de auxilio del doloroso ayer, extremidades de su memoria buscando refugio aún sabiendo que no tienen futuro, y es entonces que su pequeño mundo se vuelve un frío andén... y así acabó ese amor jurado... una historia que acabó amargamente, y otro cuerpo más sentenciado a estar eternamente entre el moho y el granizo... y todo esto por un amor jurado y un consejo no escuchado...

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