Somos guerreros fuertes como la piedra, como los cimientos de Constantinopla o como las murallas de Babilonia, aunque a veces también hemos de ser muy inquietos e inmaduros como el potro salvaje; en nuestro pueblo se nos enseña que nunca avanza quien nunca pueda aprender, aunque ésta, una nueva batalla para el mundo no lo sería. Muchas veces me gustaría andar sobre una gran rueda, para girar más lentamente por el tiempo... y es que hay momentos, en los recuerdos que guardas de tu pasado, que nunca quisieras renunciar a ninguno de ellos.
A lo largo de las guerras he aprendido que muchas veces más cruel que cualquier enemigo es el tiempo, ya que su paso es incontenible... minutos y horas... meses y años, siempre va hacia adelante sin piedad.
Nuestras manos nos presionan para levantar el puño en dirección al cielo en señal de victoria, pero aún sabemos que todavía hay que cabalgar hacia el enemigo, desde el amanecer hasta que se pone el Sol... y yo... rezo a todos lo Dioses porque nunca sea la última vez que lo haga.
Es en vano sentir el dolor de nuestros viejos momentos, cuando hoy podemos dar todo por nosotros, aquí y ahora es momento de la batalla, el poder y el honor, del acero en nombre de la verdad; y así, con el recuerdo del ayer sólo mañana lo tendremos. Sí, es momento, momento del acero, la espada y la felicidad, de la victoria en nombre de la verdad, y aún sabemos... que el pensar en el mañana, sólo hoy lo haremos, sí, es momento...
0 comentarios:
Publicar un comentario